sábado, 7 de julio de 2012

Sin disfraz


Tiré el pescado que me sobró de ayer y también el disfraz de gatúbela que ya no uso hace años en la bolsa de basura, que no es otra que una reciclada de Coto, la cerré con dos nudos bien fuerte, agarré las llaves y así, en remerita blanca y sin corpiño, total iba a hasta el container de la esquina, pequé el portazo.
Las llaves que tenía en mi mano no eran las de mi casa, eran las de la puerta de mi jardín.
La putísima madre dije, y me quedé pensando que hacía, a las 9 de la noche con este frío y en remera, y con esa bolsa en la mano.
Quería deshacerme de ella lo antes posible, y sin embargo ahí estaba yo encerrada en mi edificio y con la pornobolsa en la mano.
Le toqué el timbre a una vecina nueva, Sra. Marta, que se mudó hace poco a la casa en donde vivía mi amada Elsita, la que comía los roll de canela que yo hacia sin chistar y también me cuidaba las plantas y me devolvía los platos que yo le daba con rolls pero con budines. La extraño..., pensé, y el frio ya me estaba haciendo tiritar.
Pasé a lo de Marta, con mi bolsa pecadora y olor a pescado, llamé a mi mamá y le pedí que me esperara en la puerta de su casa con llaves de repuesto en mano y plata para un taxi.
Salí a la calle con una campera de la Sra. Marta de nylon a rayitas de colores, revolié la bolsa con olor a pecado y a pescado, y subí al taxi de Gerardo.
Gerardo quedo viudo hace 11 años, pero le llenan la vida sus dos hijos y sus nietos.
Me contó que Matías su hijo no se va de la casa por que él le hace todo y la novia del chico protesta, y que su hija Mariana le dio a la luz de sus ojos que es su nietita Candela.
Bajé con mi camperita rayada y mi mamá estaba ahí con las llaves, 50 pesos y una campera por que se imaginó que yo salí en remera a sacar la basura. Pienso que mi madre me conoce más de lo que yo creo.
De vuelta, Gerardo me dijo que olvidarse las llaves es una pavada, que él se quedo sin su mujer y sabe bien que cosas son importantes en la vida. En el semáforo de Boyacá, saca de una bolsita azul fotos y me las empieza a mostrar, Candela es preciosa, tanto asi, que hizo una propaganda para jabón Savital para todo Centroamerica, y me muestra la foto de la nenita sonriendo con las manos limpias. Me bendice y me bajo.
Le devuelvo la camperita a Marta, que me dice señalándose a si misma acá tenes una mamá mas cerca y me dió ternura.
Todo esto en menos de 30 minutos y por este mismo Baticanal.

3 comentarios:

  1. Jajaja! Hace casi 35 años me pasó algo parecido y por eso te entiendo... Estaba sola, de madrugada, en un depto. horrible, edificio horrible, vecinos horribles, embalando porque nos mudábamos. El que era entonces mi marido se había quedado en la casa de la madre en Palermo y yo estaba en Monserrat. Bueno, en shorcito, ojotas y remera, salí a sacar basura al cuartito de la escalera y ¡cerré la puerta! Ningún vecino, tampoco el portero, me abrió. Era plena dictadura y, así, semidesnuda, me fui corriendo de Monserrat a Palermo, a la casa de mi suegra a pedirle a mi marido las llaves... Tuve un Dios aparte, yo corría y, algún que otro automovilista me proponía llevarme. Llegué con la lengua afuera y, encima, me retaron por ¡boluda! La verdad, tenían razón

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    1. gracias por el comentario! lo peor de todo para mi fue no tener corpiño!

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  2. Maravilloso Diana.
    Impresionante!

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