lunes, 6 de julio de 2015

MONOLOGO DE UN CARNICERO

MONOLOGO DE UN CARNICERO
Yo no ando bien, por los pensamientos esos lo digo.
Ya ni quiero levantarme a la mañana porque sé que tengo que ir obligatoriamente ahí, donde me viene sin que yo autorice una voz a la cabeza.
Casi que ni aguanto el olor, cuando estoy por llegar que doblo en Escalada, la esquina que de chico la llamaba la esquina del viento porque siempre me volaba al doblar, ahí ya empiezo a sentir el olor, y me agarra una cosa espantosa acá arriba de la panza en el medio justo del costillar.
Yo no quiero ir más, pero a esta edad, y habiendo trabajado toda una vida de lo mismo, a donde voy a ir yo ahora?, quién me va a tomar?.
Estuve pensando en decirle a mi pibe que le dejo el negocio él, como hizo mi viejo conmigo. Pero sería como joderle la vida, ponerlo atrás del mostrador a cortar carne, con lo bien que juega al fútbol.
Si mi pibe se va para arriba con esto del fútbol, nos paramos todos.
Ahí sí, ahí adiós roast beef, chau rabo, y metete el osobuco y la entraña en donde no te da el sol.
Y chau sufrimiento.
No sé a quién salió, yo siempre quise ser escritor. Ojo, me da calor decirlo, porque ni terminé la secundaria, pero quería escribir libros, no se… ser Borges, ser un tipo cajetilla, culto, con algo que decir. Así me hubiera gustado ser.
Pero no, me metieron a laburar de prepo en “Granja Sermar”, mi viejo le puso ese nombre, son los nombres mío y de mi hermana Mary juntos. Yo le hubiera puesto Ben Hur, algo más épico.
Prendo la sierra sin fin y me da escalofrío. “Asesino”, escucho en la cabeza, es un malestar tremendo. La picadora casi que no la quiero tocar; últimamente se me dió por mentir y digo que no funciona, total el cliente que sabe.
Mi viejo decía que el cliente siempre tiene razón, pero nunca lo vi darle la razón a ninguno. Peleaba con todos. No toleraba que le critiquen la calidad del producto. Y era lógico.
Me acuerdo como si fuera hoy el día que doblando por la esquina del viento, vi al patrullero en la puerta de Sermar, mi viejo le había cortado la oreja a un cliente. Un tipo que venía seguido, era de llevar entraña y se ponía muy exigente. De no creer, discutir tan fuerte por una pavada.
Era calentón. En una oportunidad le clavó un guinche en la nalga al empleado, un pibito de estos del barrio Rivadavia, mi viejo lo puso a laburar y nos metió la mano en la caja. Y bue, cling caja, a otra cosa mariposa, creo que perdió la pierna. No lo vimos más.
Era un tipazo mi viejo, pero…tenía esos arranques.
Cuando acuchilló a los del frigorífico, y digo “a los” porque fueron tres. Se reía después diciendo que había hecho una brochette.
Mi viejito, que personaje!.
Ya veremos como resuelvo esto, que no es joda.
No me explico a esta edad…empezar con estas cosas raras.
Lo que pasa que me preocupa porque no sé de dónde me viene, ni por que.
Es un enigma.

viernes, 21 de marzo de 2014

UN VIAJE DE IDA, SIN RETORNO.

Buenos Aires 1988, el músico Ariel Melo por motivos que nunca supe ni me interesan, abandonó el grupo de música que lo hizo famoso y pasó a ser solista.
Necesitó entonces armar una banda que lo acompañe y es ahí donde Lolo es convocado como baterista. Lo convocan porque es muy bueno en lo suyo sin duda alguna, y también porque tiene una batería electrónica espectacular.
Con esto de la convocatoria nos agarraron muchos nervios. Lo digo en plural porque en esa época Lolo y yo éramos uno. Hacía siete años que estábamos juntos y sufríamos o nos alegraban las mismas cosas,  lo que le pasaba a él me pasaba a mí, aunque no siempre lo que me pasaba a mí le pasaba a él, pero no profundizaré en eso. Lo importante ahora es que Lolo toca en el teatro Astros con Melo.
Éramos dos pibes de Caballito, con muchas ganas de tener onda, de pertenecer al círculo del rock nacional de los ´80. Y en eso estábamos, los dos estudiando diseño gráfico: “la nueva carrera de la U.B.A.”, yo trabajando de moza en “el” bar de la música nacional de ese momento, y él no trabajaba porque era un músico en serio y debía ensayar. Nos vestíamos como Siouxie y Robert, y a veces como Nancy y Sid. Yo estaba tatuada, una de las pocas en Capital Federal -al menos que yo sepa- y él con aros y cortes de pelo que creo inspiraron a Charly García para su canción. Comprábamos telas y nos hacíamos la ropa. Realmente pensábamos que éramos avant garde.
Transitábamos las recorridas nocturnas obligadas, y entrábamos gratis a todos lados, nos estábamos haciendo conocidos en el medio. Conocidos por nada, pero parecía que con eso alcanzaba.
Ansiedad. Eso sentimos el primer día que Lolo fue al ensayo con Melo, la sala era en la calle Alvarez Thomas. Llorábamos de emoción, saltábamos abrazados, estábamos en camino a tocar el cielo con las manos. Lolo había ensayado día y noche sin parar.
Nos despedimos en la puerta, subió a la sala. Yo me iba a tomar un café para esperarlo, pero me tomé una Mirinda. 
Sale al rato feliz, radiante, ya con fecha para el recital, días y horarios de ensayo, pruebas de vestuario, y reuniones varias hasta la madrugada, cachet arreglado. Su actuación era un hecho.
Llegado el día del recital, me encuentro en camarines algo incómoda con todos los músicos y algunas de sus mujeres espantando groupies a lo pavote, a diestra y siniestra, a granel, al por mayor, a dos manos. Qué vida de cornuda me espera, me digo a mi misma, justo cuando me empuja la vestuarista y me pide que le alcance una camisa del mismísimo Ariel Melo. Ariel Melo me sonríe, se ve que ya me conoce y le caigo bien. Lolo está feliz, después de tanto sacrificio habíamos logrado lo que soñábamos.
Entra un personaje al camarín de Melo demasiado exagerado pero real, y sin decir una palabra se hace lugar y pone sobre la mesa de maquillaje un plato y en él tira todo lo que tenía para tirar, que era mucho. Todos muy contentos, las groupies saltaban como ranas y aplaudían como focas.
Nerviosa, sin ninguna aspiración a acercarme al plato y con ánimos de no molestar, doy marcha atrás haciendo un pasito muy parecido al de Michael Jackson al tiempo que mi mano empuja el pico de una botella de cerveza abierta que se volcó completa sobre el blanco plato.
Dejé de ver, fundió todo a negro y me subía tremendo calor por la espalda. Sólo escuche:
 -  Pero que flor de pelotuda esta mina! Era su voz, era la voz de Melo.
Me sentaron en fila dos al medio. 
Buena ubicación.
Excelente recital, emoción, aplausos, reportajes, fotos, el Astros explotaba.
Se hicieron dos fechas, sábado y domingo. Las dos lleno total.
A Lolo, luego de ese domingo no lo convocaron más.



domingo, 16 de septiembre de 2012

Licorcito



Hoy hablamos con Rocío, en un bar de palermo, de que hacia mucho que no escuchamos un "te amo" dirigido a nosotras, hace mucho que un hombre no nos ama.

A la salida nos separamos, ella fue a su casa y yo a tomar el subte B, donde me encontré con esta historia:

Pasé por el molinete advirtiendo que a mi lado un señor quedo trabado. Traía un changuito  y un bastón. Retrocedió yo le agarré el changuito y volvió a intentar con éxito pasar al andén.
Ahí nomas me empezó a hablar, me dijo que tenia 88 años, que había tenido empresa toda su vida, tocamos el tema de la tarjeta sube. También me hablo del brusco cambio de clima, y lo que mas me sorprendió fue:
-vengo de la casa de mi mujer, todos los domingos me invita a tomar un cafecito y un licor de chocolate y yo no me lo pierdo.
- Y como es eso? ..están separados.... o....?
- Si, hace mas de 30 años. Pero yo no puedo dejar de verla.
Le pregunto porque se separaron y me dice
- Ella me dejó de amar.
Llego el subte y muy caballero me hace señas que pase yo primera.
-Ella era profesora de historia y le iba muy bien, hasta que un dia no se de donde lo sacó, pero se puso a estudiar turismo, y en la agencia que la contrataron le propusieron que cada diez clientes que trajera ella viajaba gratis. Y empezó a viajar por todo el mundo.
La primera vez que consiguió los diez clientes, yo supuse que ibamos a viajar a juntos, pero no. Ella se armó el viaje para ella sola y me dejo los chicos a mi cuidado. Esperé que me diga algo, pero nada, es mas invitó a una amiga. Ese día en el que se fue, yo me quedé encerrado en el baño mostrando mi enojo, y nada. Me saludo de afuera, yo ni salí.
- Pero como no le dijo nada!, nada, nada le dijo?
- Nada.
Y cerró los ojos haciendo movimiento de "no" con la cabeza.
- Pasados unos años, yo había comprado un departamento para mi hijo, que  luego no usó, y ella me dijo que quería irse a vivir allí sin mi.
- Nooo....y usted que le dijo?
- Nada.
- Otra vez nada?
- Nada. Mi querida al amor no se lo puede forzar.
-...........
- Es tan linda, charlamos tenemos tanto en común...y siempre me espera con el licorcito.
- Y así usted es feliz?
- Claro que si, porque yo si la sigo amando. No se bajaba en Callao mi querida?

Me dio la mano y me apretó fuerte. Me agradeció la ayuda y que lo haya escuchado.

Casi le cuento eso de que hace rato que no me aman, pero me bajaba en Callao.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Monumental

Comentando con el Chino Dombrosman el empate de River con Ñuls, me vino a la memoria la primera vez que fuí a una cancha de fútbol. 
Claro fue con mi papá y claro a ver a River.
1975, yo tenia 9 años, mi viejo fanático enfermo de River Plate, compró dos plateas, dijo que me llevaba para que "le traiga suerte". 
Nerviosa ante semejante compromiso (aunque me tenía fe), y muy feliz por que no había mejor plan en el mundo que salir con mi papá. Lo que no sabía era que River se jugaba el campeonato, después de 18 años consecutivos de no ganar.
Con gorro, bufanda y bandera, salimos de casa de la abuela en el Dodge 1.500 blanco, pasamos a buscar a "Chuenga" que nos esperaba en una esquina con una bolsa llena de caramelos hechos en su casa, los hacía con toda la familia y luego los vendía en los partidos; era un tipo muy conocido en las canchas, pero sobretodo era amigo de mi papá. Me dejo chuengas en los bolsillos y por todo el auto.
Estacionamos el dodge a varias cuadras de la cancha, y Chuenga ni bien puso un pie en el suelo empezó a gritar Chuengaaaaaaaaa y nos dejo solos.
Papá me agarraba la mano fuerte y al entrar a la cancha me dijo que si nos perdíamos no hable con nadie, que directamente nos encontrábamos en esa puerta.
Había mucha gente, la platea se veia altísima para mi altura de aquel entonces. Papá fumaba mucho, gritaba, y yo rodeada de hombres aprovechaba para gritar también como uno más.
En cada gol papá me abrazaba y me revoliaba por el aire y en el mismo aire me atajaba con un beso,
-Grande ñatita!!! me decía.
Gracias a mí River rompió una racha de 18 años ese 15 de agosto de 1975, quizás a ustedes les cueste creerlo, pero me lo dijo mi papá.

sábado, 18 de agosto de 2012

Iluminados

Tenía yo 11 años más que él, y estábamos enamoradísimos.
El era un pequeño genio, hablaba varios idiomas a la perfección, traducía a Borges al inglés para editoriales muy conocidas, era experto en literatura inglesa del siglo XIX, me leía Wordsworth, Coleridge, Byron, y yo pasaba los días embobada con este niño Plus Ultra.
Salíamos de la cama sólo para buscar comida, yo creo que ni iba a traba

jar sólo para no perderme de su compañía. Dibujábamos juntos en hojas enormes mientras escuchábamos música. Un día nos pintamos todo el cuerpo con tinta china. También hacíamos historietas que yo dibujaba y el guionaba. Conocimos juntos Nueva York.
Algo le habré hecho, que un día se enojó, y no había manera de recomponer la cosa. Seguro fui yo la que provocó la bronca, por que él era un encanto.
Me pareció inteligente atacar por donde sabía que la tenia ganada, y lo invito a un picnic nocturno en costanera, con comida hecha por mi y le prometí que descorchábamos un Champan y yo también tomaba.
Por esos años yo era la dueña de un Corsa, 0km, color gris, que él manejaba siempre, en el cual salimos casi ya amigados escuchando a Prodigy, ventanillas bajas y pelos al viento.
Bajamos frente al río, puse un mantelito en uno de los bancos, nos sentamos uno en cada punta, saque la comida, dos copitas e improvise una mesita en el medio de nuestras piernas abiertas. Descorche el champan, tomé y en pocos minutos todo me causaba mucha gracia; cosa que me pasa cada vez que tomo.
Muy cómico todo, pero empezamos a notar que los únicos que estaban allí para cenar éramos nosotros dos, los demás presentes estaban dentro de sus autos en movimiento con los vidrios empañados.
Al diablo con la cena y nos fuimos al Corsa.
Pregunto si es un lugar apto para la finalidad que le íbamos a dar al auto, y como respuesta obtuve una reclinada de asiento del acompañante un poco brusca.
En menos de dos minutos ninguno de los dos tenía la ropa puesta.
Frenéticos y desnudos, yo encima de él de espaldas al parabrisas, cuando escucho un altoparlante que decia: “Policia, Vístanse y desciendan del vehiculo”.
Vístanse?!!!
Los dos iluminados con linternas con la potencia del faro del fin del mundo. Le grito a la policía que sino dejan de iluminarme, no bajo, y apagan las linternas.
Nos vestimos, y mientras nos preguntamos porqué a nosotros? si había cientos de autos con los vidrios empañados?.
Bajamos.
Nos piden documentos a la vez que un cana le dice al otro, “Pereira, la maquina”, se me congeló el corazón en pleno enero. Pensé que Pereira nos fusilaba, y se quedaban con mi auto.
La maquina era una Olivetti, que subieron al capot de mi 0 km.
Pereira empieza a labrar un acta, escribe y mientras me relata que estoy ejerciendo la prostitución, y cuando sea notificada debo presentarme en no se que Juzgado número no se cuanto.
“Un momento Pereira! este auto es mío, no soy ninguna puta y me baja ya mismo la máquina que me esta rayando la pintura del capot!”. A Pereira le cai bien, creo que por ya me conocía desnuda, y bajó la maquina sin chistar.
Sin embargo el otro, me tenia de punto. “Ah, el auto es suyo…mire que bien…y que hace con un menor en esta situación?”. Pero éste cana me pasa de prostituta a abusadora en un santiamén, me dije.
“De todos modos no me lo explique a mi, se lo va atener que explicar al juez”.
Las desventajas de enamorarse de un niño Plus ultra, estaban a la vista, el niño no modulaba ni una palabra y me dejaba a mí en el frente, con la ropa a medio abrochar discutiendo a cerca de mi buen nombre y honor.
Rápida de reflejos lo miro a Pereira saco mi billetera y le digo, “agente, como arreglamos esto?.” Decir “agente” y “como arreglamos esto” son dos cosas que jamás en la vida pensé que iba a decir y menos a dos canas que me habían iluminado las partes como a una porno star.
Contesta el otro, “no se, páseme su DNI”…y le paso mi documento vacío sin un peso, no sabia de coimas hasta ese momento. Pereira me ayuda y me dice por lo bajo “ponga la plata en el documento del pibe”.
Le pusimos lo que juntamos entre los dos.
Se guardaron la plata, subieron la máquina al patrullero con el acta a medio redactar. Pereira me saludó.
Arrancaron el patrulleo y al pasar por nuestro lado "el otro" le dijo al niño, “pibe con una mina asi, hay que pagarse un telo!”.

martes, 14 de agosto de 2012

Alma de gitana



Verano, calor, en mi jardín acostada boca arriba en la reposera con mi bikini a lunares amarillos, sol y aceite Johnson , y la manguera meta desperdiciar agua.
Abro un solo ojo y veo un hombre descendiendo por el alambrado que separa mi casa de la de al lado. Abro entonces los dos, y a la misma vez pego un grito tan fuerte que lo empuja al tipo hacia la casa vecina de nuevo.
Me trepo y me asomo para entender que esta pasando en la casa que estaba en venta hace meses, que ahora habitan vecinos tan sociables que se pasan a casa sin avisar.
Sogas con ropas tendidas, varios niños corriendo y gente desconocida tomando mate, dos me señalan a mi, uno de ellos el intruso que vi con un solo ojo. Le pregunto: que onda? te pasas a mi casa flaco?, mi mirada era más que intimidante, pero se cagó en eso y me dijo: “ Si y que?”.
Soy de armas tomar, y me tengo mucha fe en situaciones de esta naturaleza.
Di vuelta a la manzana dispuesta a tocar timbre para charlar con ellos y pedirles que no se metan conmigo, pero el cíclope intruso estaba en la puerta, charlando a todo celular con alguien a quien le decia: “nos estan jodiendo. Traé los papeles.”
Empiezo a hablarle y me manda a la mierda.
Prefiero ir a casa.
Sintiéndome totalmente indefensa  miro mi teléfono pensando si el 911 era el número para emergencias en Bs As, o si de tanto mirar series yanquies me estaba confundiendo y era el número de emergencias en el estado de la Florida.
Marco 911, me atienden de la policía y dicen que me mandan un móvil.
Vuelvo a salir, veo  varios vecinos  en pie de guerra contra los ocupas, que eran malísimos y muy mal arriados. Pero el intruso me tenía marcada y entre tanto vecino mala onda, era a mí a quien miraba. A mí que soy tan buena.
Alguien había llamado a la empresa de seguridad que “cuidaba “ la casa, “Total securité” , que no es ni muy buena ni muy total, pero ahí estaban,  dos tipitos acodados en el capot de un 147 beige, con las puertas abiertas,  con cara de muy tranquilos y uniformados.
Al segundo cae la policía.
El mas gordo de los dos seguridad se me acerca y me dice:
-usted es la que llamo a la cana?,
-si señor fui yo,
-y para que la llamó?
Le cuento porque tomé esa desagradable decisión. Se me acerca aún más y con aliento a matecocido  me dice al oído:
-          para qué llamó señora?….para qué llamó?….esto lo arreglamos nosotros en dos minutos.

Me dio más miedo el gordo, que los 30 ocupas que ya estaban con palos atrás de la reja y no bajaba ninguno de los 20 años.

Llega “el de los papeles”.
 El cana los lee y dice “es un contrato de alquiler, así que no podemos sacar a nadie. Tiene que venir el dueño”. Se suben al patrullero y así de desganados como llegaron así se fueron.
Los de Total securité, nos evacuan a todos los vecinos, pero yo no hago caso y me quedo en la esquina, no sea cosa que tenga que ir a socorrer a los ocupas que yo misma había denunciado.
De que lado estás? Me pregunté.
De contramano y hechando humo llega un Mercedes Benz color dorado, modelo antiguo. Se bajan 4 gitanos enormes, con pelo largo, camisa negra,  cadenas y anillos de oro, y unas caras que me ubicaron enseguida de que lado estaba yo. Del de ellos sin duda alguna.
Abrieron el baúl, y sacaron armas, bates de beisbol, y algo así como herramientas pesadas. Entraron sin ser invitados a pasar rompiendo la reja.
Desde de la esquina escuchaba puteadas, golpes, gritos y de repente salía la gente como en los dibujitos animados despedida  volando por los aires, y atrás de ellos su ropa, bolsos y alguna que otra zapatilla sin par. A lo último las mujeres con los pibes, ambos intactos.
Los dos de Total securité, con los brazos en jarra, observando. Yo estaba igual  varios metros más atrás.
No quedo nadie. Nada, ni nadie.
Los gitanos cerraron la reja con una cadena. Se sacudieron las manos como sacándose el pólvo, se subieron al mercedes y desaparecieron, sin un rasguño.
El gordo de seguridad, gira, me mira, sube las cejas y me hace una cara de canchero con una leve inclinación hacia el hombro.
Y me deja sola, en la esquina, preguntándome: paraqué llame a la cana, paraqué?

miércoles, 8 de agosto de 2012

Más que una nuera.


Local de Portsaid, mi amiga Rocío y yo buscando un tapadito para mí que no uso, pero en los outlets me da por necesitar cosas que jamás necesité, y la dos creímos que un tapadito era muy necesario en este invierno que ya está terminando.
Entre percheros y montgomerys, se escucha una voz enérgica que despedía una bronca tremenda y decía: "Tomá, que lo disfrutés con salú" (sic);  tragué saliva.
Una chica recibía con resignación una bolsita del  local con moño y responde "gracias....no hacia falta que lo pagues vos...", y la regaladora agrega:  “Mira querida, tres cosas debe tener una buena suegra:
1-      La boca cerrada,
2-      La billetera abierta,
3-      me agarra Rocío del brazo y me dice estás escuchando Cane?, Si  Rocío pero me hiciste perder el punto 3.
Con una suegra así, les dejo a su imaginación el perfil del esposo de la chica.
Casi intervengo en la conversación, para decirle a esa joven que era ese el momento en donde plantarse frente a esa suegra y marcar la cancha, pero no tengo actitudes que me respalden para decir algo asi, a mi las suegras siempre me maltrataron y yo no hice nada al respecto.
Mi primer proyecto de suegra, se puso de novia con mi papá y salió con él 17 años. Por lo cual no solo era mi suegra, también era mi madrastra. Nos convertimos entonces con mi novio en hermanos y eso nos provocó entre calentura y rechazo. Mi pareja incestuosa no prosperó.
Después tuve otra proyecto de suegra que a cambio que saque al hijo de la droga me tejía gorritos de lana, y me cocinaba lo que yo quería. De esa tengo un buen recuerdo, pero muy dura la tarea que me encomendó.
Mi única suegra con papeles, me odió desde el primer día que me vió. Le dijo al santo del hijo que yo era el demonio porque estaba tatuada, y se ve que de tanto estar con el drogadicto anterior, me quedó la cara de secuestro por que también me acusó de adicta sin recuperar.
Desde ese día nunca más la vi. Mi marido no la  invitó a nuestro casamiento, y lógicamente se ofendió hasta el fin de sus días.
Otra proyecto de suegra, en una oportunidad me dijo que si yo iba a tener un hijo con su hijo, tenga cuidado porque yo era  muy chica de cadera y corría el peligro de que me ocurra lo que a ella que, terminado el parto, le cocieron también el ano que se le había desgarrado, y ella de buena que era nomas me avisaba que era muy posible que me pase eso a mi también. Agregó que era vieja para su hijo, y que no le gustaban las porteñas.  Sigue viva en puerto Madryn la señora y con el culo cosido.
Mi ultima suegra, que en paz descanse, antes de conocerme le dijo al hijo que yo no le convenía, y el hijo cual marmota, me lo contó. No entiendo porque en ese preciso momento no salí corriendo.
La Sra. esta era muy fina,  de mucha guita y parece ser que mi perfil, no cuadraba con el linaje de su hijo cuyo apellido no era otro que Gómez, pero anda saber porque designio de Dios la señora se sentía perteneciente a una familia patricia argentina.
En medio de un viaje por el norte de Brasil con el hijo, nos tuvimos que volver un 31 de diciembre a la noche, a dos días de llegados por que la señora tuvo un ACV.
Fui  yo quien le pintaba la uñas y la peinaba. Era de las pocas que le entendía lo que decía.
También la hacía reir.
La llamaba en la semana por teléfono y la visitaba los domingos.
Un día, de los últimos en que vi a su hijo, la Sra. me abrazó y me dijo “te quiero mucho, Cane, sos muy buena”.

No estoy de acuerdo con los dos primeros puntos del manual de la buena suegra, pero creo que el tercero debería ser:

3- aceptar a quienes eligieron sus hijos para compartir su vida con amor.